Laura llevaba más de ocho años trabajando en la misma empresa. Siner Solutions S.A. era, hasta hacía poco, su segundo hogar: un lugar estable, con buena reputación y donde creía que la profesionalidad primaba por encima de todo. Pero en los últimos meses, algo había cambiado. El ambiente se había vuelto tenso, incómodo. Las miradas esquivas, los murmullos a media voz, y una sensación creciente de malestar terminaron por explotar en forma de denuncias internas por acoso laboral. No fue solo