Los especialistas en derecho laboral de LegaleGo estamos recibiendo diversos casos de trabajadores que se van a la competencia y rompen cláusulas de confidencialidad y exclusividad con su anterior empresa.
Romper dichas condiciones contractuales conllevan multas dinerarias e incluso penas de cárcel, dependiendo el tipo de delito. Sin embargo, con la colaboración abogados laborales es posible disminuir estos delitos, tal y como estamos teniendo la oportunidad de hacer con nuestros clientes.
En esta ocasión vamos a exponer un caso actual y extremo, para ilustrar los riesgos de incumplir contratos de confidencialidad.
La Fiscalía estadounidense calculó 330 años de cárcel para uno de los extrabajadores estrella en el sector de la conducción autónoma de Google, Anthony Levandowski, quién años más tarde pasó a operar en Uber, su competencia en el sector de la conducción autónoma.
Google demandó Levandowski por abandonarles sin previo aviso en 2016 para unirse a Uber tiempo más tarde, después de que estos absorbieran Otto, una empresa que el mismo ingeniero creó. Sin embargo, ambas empresas saldaron el juicio con un acuerdo amistoso en 2017.
No obstante, la Fiscalía y el FBI comenzaron a investigar el caso ese mismo año para evitar más fraudes corporativos en Silicon Valley y la Bahía en San Francisco, donde esta práctica está en alza los últimos años.
“Todos tenemos derecho a cambiar de trabajo. Ninguno de nosotros tiene el derecho a llenarse los bolsillos al salir de una compañía. El robo no es innovación.”, explicó el fiscal a la cabeza del caso, David Anderson.
Es por eso que casi dos años más tarde, Levandowski se enfrenta a una pena máxima de 330 años de cárcel por 33 delitos de robo de secretos comerciales.
Tras las pesquisas realizadas, Fiscalía determinó que Levandowski descargó 33 archivos (esquemas, instrucciones, documentos internos de proyectos…) -unos 1.400 ficheros- la mayoría protegidos con contraseña, entre el 12 de noviembre de 2015 y el 11 de enero de 2016.
Durante estas fechas, Levandowski tenía relación con dos empresas que competían con Google en el campo de la conducción autónoma, entre estas 280 Systems Inc., que tiempo después pasó a llamarse Otto, al frente del mismo ingeniero, y fue adquirida por Uber.
Los abogados de Levandowski, del bufete Ramsey & Ehrlich, alegaron que su cliente no robó “nada a nadie” y que en el momento de las descargas, tanto él como su equipo, “tenían autorización para utilizar la información”.
Asimismo, sostienen que “ninguno de esos supuestos ficheros secretos ha acabado en manos de Uber o de otras compañías”.
El juez ha decretado para el polémico ingeniero, quién se enfrenta finalmente a una pena reducida de 10 años, una fianza preliminar de 300.000 dólares, pero el monto final puede variar en la sentencia final. Además, el ingeniero tuvo que entregar sus dos pasaportes, francés y estadounidense, y lleva una tobillera electrónica que informa de su posición en todo momento.
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