La Inteligencia Artificial (IA) ya ha llegado a nuestras vidas, ¿es necesaria una legislación que regule los avances tecnológicos?
Cuando pensamos en Inteligencia Artificial, muchos lo asociamos con esos robots con forma humanoide que allá por 2004 Will Smith trataba de matar para evitar que conquistarán el mundo y acabaran con la vida humana en una sociedad distópica creada en 2035.
Pero ¿era realmente una sociedad distópica o estamos cada vez más cerca de que se convierta en real?
Porque habida cuenta de la rapidez con la que se está avanzando en la inteligencia artificial, igual no hay que esperar a 2035 para que los robots dominen nuestras vidas.
La IA cada vez está más presente en nuestras vidas. Alexa o Siri son un claro ejemplo de la tecnología aplicada a nuestro día a día. Sin embargo, pocos relacionamos la IA con los sistemas de personalización de anuncios en Facebook o Instagram, las sugerencias de Google o, incluso, las recomendaciones que nos llegan a través de plataformas como Netflix, Amazon Prime o HBO.
¿O quién no ha comprado por internet alguna vez -mucho más desde que se iniciaron los confinamientos provocados por la pandemia del Covid-?
Todo eso lo hace la Inteligencia Artificial.
¿Qué es la inteligencia artificial?
La definición más sencilla es que se trata de máquinas que realizan las funciones de los humanos con el objetivo de hacernos más cómoda la vida.
Y, por eso, a todos se nos viene a la cabeza el típico robot con forma humana que habla con voz metalizada. Unos robots que nos parecen cosa del futuro, pero que en China llevan años “trabajando” y que aquí en España comenzaron a hacerse ver en 2022 en algunos bares, como es el caso de Jefito, el primer robot camarero de Zaragoza que mientras sirve los platos aprovecha para contar chistes.
Y eso que faltan 12 años para que se haga realidad la mencionada película de Will Smith.
Regular los avances de la Inteligencia Artificial
Precisamente, para que no ocurra como en el citado largometraje y tengamos que luchar contra esos robots que quieren conquistar la Tierra, miles de expertos y empresarios -entre los que destacan nombres como Elon Musk, fundadores de OpenAI, o Steve Wozniak, cofundador de Apple- han firmado una carta pidiendo que los laboratorios dedicados a la IA “pausen de manera inmediata durante al menos 6 meses el entrenamientos de IA más potentes que el GPT-4”.
Un documento, que puedes leer íntegro aquí, en el que los firmantes aseguran que estos avances van a suponer la pérdida de puestos de trabajo, “drásticas perturbaciones económicas y políticas (especialmente para la democracia)” y la pérdida del control de la civilización. Y todo esto a raíz de que en noviembre de 2022 llegara a nuestras vidas ChatGPT de OpenAI, que ha revolucionado el uso de la IA.
La Unión Europea lleva años preocupada por estos avances tecnológicos y están en trámites de preparar un reglamento centrado solo y exclusivamente en la Inteligencia Artificial. El problema, tal y como consideran los expertos, es que avanza tan rápido y de manera tan desconocida que es difícil regular todo lo que nos puede deparar el futuro.
En España, por ejemplo, ya existen reglamentos para regular en cierta manera algunas de las informaciones a las que pueden acceder los sistemas de inteligencia artificial que usamos a diario casi sin darnos cuenta. Se trata de la autorización o no del tratamiento de nuestros datos personales que está regulado mediante el Reglamento 2016/679 del Parlamento Europeo y del Consejo (Reglamento General de Protección de Datos, RGPD), y la Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales (LO 3/2018).
Peligros en legislación sobre la Inteligencia Artificial
Si bien es cierto que la IA puede ayudar a empresas y clientes a establecer mejores relaciones, lo cierto es que su desarrollo también genera ciertas incertidumbres y riesgos que, por el momento, son difíciles de evaluar.
El principal peligro es que los datos recabados por estas herramientas y aplicaciones pueden ser usados de manera fraudulenta por las personas que los han desarrollado y que tienen acceso a ellos. De hecho, hace unas semanas que un grupo de científicos ya demostró que se puede identificar a cualquier persona anónima solo por el uso que hace de sus tarjetas de crédito.
Otro de los vacíos legales que se presentan ante el avance tecnológico puede estar ejemplificado en el coche sin conductor creado por la multinacional Google. Está creado para evitar accidentes, eso está claro, pero en caso de que se produzca un accidente, ¿quién sería el responsable? ¿El conductor, el que ha diseñado la herramienta o Google como propietaria del vehículo?
Por otro lado, quién no ha contactado por teléfono con alguna compañía y ha ‘hablado’ con un ‘robot’ al que hemos tenido que dar nuestros datos para que resolvieran nuestras dudas? ¿O a través de los chats de atención al cliente de las páginas webs de las empresas? ¿Sabemos realmente a quien le estamos dando acceso a esos datos?
Sin querer parecer alarmistas, quizás el mayor reto legal al que nos enfrentamos se presenta a la hora de tener que demostrar una posible usurpación de personalidad. ¿Cómo? Pues tan sencillo como que alguien utilice una de las múltiples herramientas de clonación de voz que existen en el mercado tecnológico y use nuestra voz para hacerse pasar por nosotros. Este uso no autorizado supondría una violación del derecho de la propia imagen y, aunque hoy en día hay leyes que penalizan estas actuaciones, no deja de plantear un escollo legal sobre la posibilidad de que cualquier persona tenga a su alcance estas app en muchos casos de forma gratuita y que se pueda identificar al infractor.
Y si hablamos de usurpaciones, otro de los riesgos de las nuevas tecnologías se presenta a la hora de las imágenes que podemos encontrarnos en la red. Porque el avance de las aplicaciones fotográficas es tal que pocos expertos podrán asegurarnos si una imagen es real o creada a través de la inteligencia artificial y, en tal caso, si se ha producido un plagio de alguna fotografía o imagen que tenga copyright. En este caso, en España ya existe jurisprudencia que prohíbe este scraping si los autores no han aceptado el uso de esas instantáneas, pero nada impide que se sigan produciendo infracciones de propiedad intelectual o competencia desleal.
Herramientas de IA que pueden usar las empresas
Al margen de que nos pueda dar vértigo o no la velocidad con la que avanzan las nuevas tecnologías, lo cierto es que hay herramientas muy útiles que pueden ser usadas por las empresas para automatizar ciertos procesos y que aquí os dejamos:
- Chat GPT es un sistema de chat entrenado para mantener conversaciones con una expresión tan natural que dificulta saber que ha sido una IA quien está detrás.
- Krisp es probablemente una de las aplicaciones más reclamadas para mantener reuniones virtuales y que se convirtieron en el “amigo” indispendable de muchos estudiantes y/o trabajadores durante la pandemia. ¿El motivo? Conseguía que las videollamadas fueran limpias, sin ruidos externos que pudieran ser captados por el micrófono de los dispositivos desde donde se realizaban.
- Poised, o también llamado el coach de la comunicación, es una aplicación que te aconseja sobre qué aspectos debes mejorar durante un discurso en reuniones o presentaciones (si hablas demasiado rápido, si divagas demasiado o si debes gesticular menos).
- Stockai es un banco con cientos de fotografías preseleccionadas donde de manera gratuita puedes descargarte una imagen con resolución de 512 x 768px, con la posibilidad de adquirirlas en mejor calidad si se paga la tasa correspondiente.
- Pragma es una herramienta diseñada para mejorar la comunicación entre la empresa y sus clientes, en la que se origina una base de datos con las respuestas más utilizadas y te ayuda con su redacción para que no tengas que perder el tiempo en pensar “cómo lo explico”.
- Murf permite convertir el texto en voz. Así puedes crear locuciones profesionales con más de 120 voces reales en 20 idiomas diferentes. Es muy utilizada para locutar vídeos promocionales o explicativos, contenido de e-learning, podcasts, etc.
- Synthesia también convierte el texto en voz, con la diferencia de que te permite realizar un vídeo en el que puedes elegir entre más de 60 avatares humanos, varios idiomas y hasta acentos que tu personaje sea tal y como tú quieres.
- Lex es una aplicación que te ayuda a crear contenido rápidamente según tu estilo de escritura y con una expresión natural.
- Craftly es otra herramienta con la que puedes crear contenido original según tu forma de escribir, la audiencia a la que va dirigido y el idioma que prefieras (tienes para elegir entre 25 idiomas).
- Sembly es una app que toma notas por ti de cualquier reunión, clase o evento al que asistas y transcribe los puntos más importantes.
- Browse te permite obtener datos estructurados de cualquier sitio web y los pasa a una hoja de cálculo de manera automática. Es muy buena para monitorear precios del mercado y datos de la competencia, o para generar leads.
- Word tune te ayuda a ordenar y expresar correctamente tus ideas, convirtiendo en textos llamativos y concluyentes tus pensamientos.
- Compose AI es otra herramiento más para redactar textos de calidad, que te proporciona sugerencias de escritura y correcciones gramaticales. La solución más innovadora es la extensión para Google Chrome.
- Dall-e 2 te ayuda a dibujar la imagen que desees en base a la descripción que le hayas proporcionado. Está basada en GPT-3, así que realiza una búsqueda dentro de una amplia biblioteca de obras de arte y experiencias propias del ser humano para crear tu imagen perfecta.
- Beatoven está diseñada para componer música única y personalizada para vídeos o podcasts. Tan solo hay que elegir un género y estado de ánimo y personalizar la duración y los instrumentos, y ¡listo! La música perfecta para tu idea.
- Native Chats es la mejor herramienta para traducir en tiempo real en más de 100 idiomas en tiempo real. Así, si tienes una reunión con compañeros o clientes de diferentes países, puedes chatear con ellos en su lengua materna sin miedo a equivocarte.
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